Llegamos a las nueve de la mañana y nos hicieron pasar a la sala de reuniones. Acudieron el Gerente y dos personas más, de la que no nos dijo el cargo, solo el nombre. El Gerente nos pidió que explicáramos en qué iba a consistir nuestro trabajo porque lo que quería era controlar los costes.
Ellos tenían un sistema heredado de la época de su padre y se acordaba que, de pequeño, un hombre mayor iba a “hacerle los costes”. Eso se quedó ahí para siempre y nadie lo cuestionó nunca.
Hasta que hacía unos años, contrató a unos consultores de renombre, especialistas en el área financiera y administrativa y, cuando llegaron a los costes, dijeron que para mejorar los escandallos hacía falta medir los tiempos de proceso y eso era cosa de Producción.
El tema se quedó parado, porque los consultores acabaron, y entre el contable y el R. de Producción no habían sido capaces todavía de poner el asunto en orden. Ahora, delante del Contable y el R. de Producción, que eran los cargos de las otras dos personas, nos preguntó: “porque…vosotros… ¿qué es lo que hacéis?”. Le dijimos que nosotros nos poníamos a trabajar con ellos, haciendo ocho horas al día igual que el resto de trabajadores, porque sabíamos que sin este apoyo adicional era muy
difícil para el R. de Producción ponerse al día y atender sus otras obligaciones. Que nuestro objetivo sería actualizar las mediciones de tiempo que en su momento hizo “el hombre mayor” e incluir todos los nuevos productos que se habían creado hasta el momento. Si el objetivo era
calcular los costes, utilizaríamos esas mediciones para calcular el coste de proceso en máquina y después les ayudaríamos a decidir como integrábamos el resto de los costes (materias primas, envasado, logística…) en el escandallo. Pero producto por producto, no por familias como tenían ahora.
Por otra parte, les comentamos que era fundamental utilizar su sistema informático para vigilar los costes reales en la producción de cada artículo, para periódicamente analizar las desviaciones. Y comentamos varias posibilidades, de acuerdo a lo que ahora tenían. “¿Ves?” Le dijo el contable al gerente. “Sí, sí”, respondió el gerente, pero es que aquí un producto pasa por muchas manos y hay muchos procesos diferentes y no siempre es igual. Es que esto no es fácil, nos dijo. Además, lo mismo, unas veces lo hace un operario que cobra un sueldo y otras lo hace otro que cobra diferente. Entonces, ¿qué coste tiene?
Después de darle algunas explicaciones, la reacción del contable y el R. de Producción fue idéntica: una gran sonrisa, y solo con eso, el Gerente tuvo suficiente.