Una buena COMUNICACIÓN en la empresa es clave para el éxito, igual que en cualquier equipo de competición.
Es necesaria para la coordinación entre Diseño y Producción, y además es clave para que las colecciones lleguen al mercado a tiempo. La coordinación con el equipo comercial es vital para que el stock que se va a pedir esté preparado. La coordinación entre Calidad, Comercial y Producción es fundamental para asegurar la satisfacción del cliente…y así podríamos seguir enumerando durante horas.
Es algo con lo que todos podemos estar de acuerdo y que sabemos desde hace tiempo, entonces ¿por qué de repente se convierte en un tema de interés?, pues porque la Transformación Digital de nuestra sociedad ha puesto al CLIENTE en el centro de todo lo que le tiene que importar a la empresa. En estos momentos, el cliente posee y comparte toda la información sobre la oferta: qué productos hay en el mercado, quién los vende, cuáles son las ventajas de cada uno, qué opinan el resto de los consumidores, cuáles son sus productos sustitutivos, etc. Por tanto, retener al cliente o robárselo a nuestros competidores, se ha convertido en una batalla feroz en la que no solo competimos con la CALIDAD de nuestro producto, sino también con la de calidad de nuestro servicio, sabiendo que estas calidades son continuamente evaluadas. Por eso, necesitamos usar las mismas herramientas que le permiten al cliente estar en esa posición de relevancia, para mejorar la comunicación entre las áreas de nuestra empresa y aprovechar esta oportunidad para seducirlo.
Usando estas nuevas herramientas, ahora podemos disponer de datos online del comportamiento de los consumidores, podemos cambiar nuestras decisiones sobre stock y aprovisionamientos con la misma rapidez y podemos comunicar nuestras decisiones a nuestros proveedores y directivos de la misma manera. También podemos recibir pedidos online y enviarlos al día siguiente, realizar un seguimiento del envío hasta casa del cliente y compartirlo con él, etc.
Todo esto es la magia de las bases de datos, combinadas con las nuevas posibilidades de la sensorización de máquinas, y con la conectividad de todas estas máquinas y bases de datos vía internet. Estamos hablando de la gestión del dato. Ello nos permite manejar nuestro negocio a una velocidad vertiginosa que hace tan solo unas décadas era inimaginable. Gracias a ello, podemos manejar unos volúmenes muchos mayores de gestión con el mismo personal, lo cual se traduce en CRECIMIENTO, por tanto, más ventas con los mismos recursos y, con ello, mayor beneficio.
Pero, puesto que retener al cliente es tan difícil hoy en día, ser capaz de manejar de un mejor modo el negocio no es suficiente para poder crecer. Tenemos que ser capaces de desarrollar la estrategia adecuada y, de esta forma, pasamos de la gestión del dato a la gestión del CONOCIMIENTO.
Y es que nuestros ordenadores, que en estos momentos siguen siendo tontos (aunque esto puede cambiar), saben hacer rápidamente lo que les hemos programado. Se encargan de calcular tendencias, lanzar órdenes de reposición, captar y procesar datos de funcionamiento y rendimiento de las máquinas, arrancar y parar otras máquinas, usar drones…pero todavía no saben diseñar una nueva colección de producto, ni decidir una nueva estrategia de ventas. Esto sigue siendo el terreno de los humanos, y de cómo estos extrapolan, discuten y combinan los datos, y de cómo le agregan una “pizquita” de intuición y sentimiento.
De este modo, hoy en día, cualquier persona con un smartphone puede acceder a millones de datos que en la antigüedad constituían tesoros custodiados en la bibliotecas y centros de erudición. Pero tener el dato no implica ser sabio, ni poder tomar buenas decisiones. Para ello hay que “trabajárselo”, es decir, primero formarse, unirse con un equipo de gente bien formado y entrenado, plantearse unos objetivos comunes, tomar decisiones, medir resultados y rectificar cuando sea necesario mientras se observa el entorno. Esta es la forma de conseguir un alto rendimiento y, para ello, volvemos a la COMUNICACIÓN, cerrando de esta manera el círculo y buscando provecho a estas reflexiones.
Para ello, hay que saber que las nuevas posibilidades de la Transformación Digital permiten que los miembros de un equipo de trabajo se comuniquen y colaboren con unos niveles de eficacia totalmente impensables hasta hace poco. Ahora es posible, como ha demostrado la reciente pandemia, tener reuniones en las que cada miembro está en un sitio distinto. Se pueden compartir archivos y editarlos simultáneamente por todos los miembros del equipo. Acceder digitalmente a multitud de fuentes autorizadas de información (asociaciones empresariales, estudios sectoriales, informes de analistas de mercado, tendencias…). Se puede hacer uso de pizarras virtuales. Existen programas incluso gratuitos para la gestión colaborativa de proyectos, donde se almacenan todas las interacciones y archivos. Se puede disponer igualmente de programas de Business Intelligence, y poner todas las analíticas de datos de la empresa en los móviles de cada uno de los miembros del equipo…es decir podemos cambiar la forma en la que trabajamos y mejorar la velocidad con la que nos adaptamos a estos nuevos tiempos que nos toca vivir.
En definitiva, hay todo un mundo cambiante ahí fuera y no tenemos más remedio que ir cambiando a su compás si queremos seguir siendo competitivos. La mejor forma de empezar podría ser liderando a nuestros equipos en esta nueva forma de trabajar y pensar.