Durante estos últimos años, hemos visto como muchas empresas han intentado volverse ágiles copiando modelos como sus competidores, o directamente, empresas “de primera división” con sus squads, tribus, verticales, etc…
Aunque, a priori puede parecer una buena estrategia, reorganizar el organigrama no es suficiente para ser verdaderamente ágil. El verdadero enfoque debe estar en la entrega de valor, no solo en adoptar estructuras. El error más común es copiar estas estructuras sin comprender los principios que las hacen funcionar.
El error de copiar sin entender
Muchas organizaciones se embarcan en programas de formación, crean nuevos roles y reestructuran sus equipos esperando que eso traiga los beneficios de la agilidad. Sin embargo, los resultados no siempre llegan. ¿Por qué? Porque la agilidad no se logra solo reorganizando. En todos y cada uno de los casos de éxito que conocemos fueron una respuesta natural a su evolución como organización ágil.
El error está en creer que adoptar roles o nombres es lo que genera la agilidad, o cambiar el nombre de las reuniones con nombres de eventos de Scrum, por ejemplo… En realidad, estos surgieron para mejorar la entrega de valor y los eventos para fomentar la entrega de valor. Si solo copiamos los nombres sin comprender cómo mejorar la forma en que generamos valor, estamos empezando por el final.
Entonces, ¿por dónde empezar?
No se trata de rediseñar el organigrama. El primer paso es entender cómo fluye el valor dentro de tu organización. Si no comprendes cómo fluyen las ideas, el trabajo y los resultados, cualquier intento de cambiar roles y funciones será superficial.
Antes de pensar en nuevos títulos o equipos, pregúntate: ¿cómo llegamos al cliente? ¿Cómo creamos valor real? Si entiendes estas dinámicas, estarás mucho más cerca de diseñar una estructura que funcione.
Diseñar equipos alrededor del valor
Al comprender cómo fluye el valor, verás que no todos los equipos deben organizarse de la misma manera. De hecho, dependiendo de las necesidades de tu negocio, pueden surgir diferentes tipos de equipos:
- Equipos orientados a la cadena de valor: Son equipos multidisciplinarios responsables de todo el proceso, desde la idea inicial hasta la entrega final al cliente. Estos equipos se enfocan en resolver problemas y generar valor a lo largo de toda la cadena.
- Equipos habilitadores: Equipos que se especializan en proporcionar soporte a los equipos orientados a la cadena de valor. Se aseguran de que el conocimiento esté actualizado y las capacidades técnicas sean las adecuadas para cumplir con las necesidades del negocio.
- Subsistemas: Equipos que manejan conocimientos técnicos altamente especializados. Estos grupos resuelven problemas complejos que requieren expertise específico. Aunque pueden volverse cuellos de botella si no se gestionan bien, en algunas ocasiones son indispensables.
- Plataformas: Equipos que crean soluciones estándar que otros equipos pueden personalizar según sus necesidades. Esto les permite escalar sin reinventar la rueda en cada proyecto.
No es solo el equipo, es la conexión entre ellos
Una de las claves más importantes que suele pasarse por alto es que la agilidad no depende solo de cómo funcione un equipo en su interior, sino de cómo interactúan entre ellos. Las conexiones eficientes entre equipos son esenciales para que el valor fluya a través de la organización.
Existen varias formas en que los equipos pueden conectarse:
- Colaboración: Dos o más equipos trabajan juntos en una solución común. Aquí se busca crear sinergias para resolver un problema más amplio que afecta a varios grupos.
- Facilitación: Un equipo facilita el trabajo de otro proporcionando recursos o productos que necesitan para ser más eficientes.
- Relación proveedor-cliente: En este formato más formal, un equipo solicita un servicio o producto a otro de manera estructurada, y el equipo proveedor responde a esa necesidad específica.
Reflexión final
La lección más importante es que reorganizar roles no hará que tu empresa sea más ágil por sí sola. «Toda organización está perfectamente diseñada para obtener los resultados que actualmente obtiene». Si esos resultados no son los deseados, el primer cambio que debes hacer es entender cómo fluyen el valor y la comunicación en tu empresa, y cómo mejorar esas interacciones.
La verdadera agilidad no proviene de copiar roles o estructuras externas, sino de diseñar equipos y procesos que se centren en maximizar el valor. Solo cuando entiendes lo que realmente necesitas para generar ese valor, podrás crear una organización ágil en el sentido más puro y efectivo.
¿Cómo está abordando tu empresa la agilidad?
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