El valor de la información es altísimo en el sector empresarial. Cuando se trata de los datos del propio negocio, estos han de ser relevantes y precisos, recopilados de forma adecuada y legible. Con esta información, en realidad, no se tiene nada hecho si no se alinea posteriormente con un diseño claro y estratégico de todos los procesos de la empresa. Este asunto está relacionado con la vieja disputa entre BI y ERP, bastante conocida en el sector empresarial. Veremos en qué consiste y cómo, por encima de controversias, resultan las dos igualmente relevantes, siempre que se implementen bien.

¿En qué consisten el BI y un sistema ERP?

Tanto el Business Intelligence como el ERP (Enterprise Resource Planning) son herramientas analíticas. Business Intelligence implica un proceso analítico se ocupa de toda aquella información que involucra en decisiones estratégicas de alto nivel. Las herramientas de BI permite integrar datos de diversas fuentes (incluido el ERP), para analizarlos en conjunto. Todos los datos de ingresos, ganancias, crecimientos y aquellos a nivel operativo, como rendimiento de ventas, se analizan de forma profunda e integral. Se trata de una tarea que resulta infinitamente más rentable, si se ejecuta de manera automatizada, con softwares de fácil manejo.

Por su lado, el ERP es el que contiene la mayoría de los datos, sobre todo los de carácter operacional y transaccional. Es un software que permite la planificación de recursos empresariales: cada departamento dentro de la organización cuenta con su propio sistema informático específico para sus necesidades. Un ERP optimiza todos los sistemas en uno integrado, con sus propios módulos. Se trata de un sistema de recopilación y procesamiento de datos que, si se emplea bien, permite manejar procesos operativos de forma amplia y profunda, de extremo a extremo, abarcando los aspectos financieros, los recursos humanos, la fabricación, los servicios, la distribución o la cadena de suministros.

BI x ERP= agilidad + eficiencia

Esta disputa acerca de la idoneidad y conveniencia de una u otra herramienta resulta completamente infértil. El objetivo debe ser integrar los datos del ERP y del Business Intelligence para pasar de los datos históricos a los de pronóstico y planificación futura para la mejora continua. De este modo se podrán tomar decisiones a nivel estratégico, aprovechando oportunidades futuras, pero sin perder eficiencia y eficacia en la organización, que es lo que cubre el ERP.

Para que se dé el tándem agilidad + eficiencia, las herramientas han de atender, necesariamente a las particularidades de la empresa, incluido su presupuesto y el tiempo de que dispone. Deben establecerse primero los objetivos, antes de medir, sin sentido, toda clase de datos. Asimismo, se ha de abordar con mentalidad abierta y con flexibilidad al cambio: se ha de estar dispuesto desechar antiguos formas de funcionamiento estancos, además de lo que no sea operativo o no aporte valor. Para aumentar el rendimiento y percibir resultados significativos, ambas herramientas se convertirán en imprescindibles para alcanzar las metas de mejora empresarial.