No es ninguna novedad que la productividad de las empresas, tanto si es medida por el PIB/hora como por el PIB/trabajador, tiene muchos aspectos que mejorar si se compara con otras grandes potencias de la UE, según un reciente informe de la OCDE. Asimismo, se ha observado en los últimos años una evolución que tiende hacia una recuperación, aunque bastante alejada de los años de expansión de la demanda entre 1999 a 2007. Tras ese año, se produjo una mejora tanto en el rendimiento como en los resultados de las empresas españolas, sobre todo porque habían pasado ya cinco años de recesión gravísima, pero la mejora no ha sido, ni mucho menos, acorde al resto del espacio europeo. Por otro lado, España ocupaba en 2018 el puesto nº28 en el Ranking de Competitividad (GCI) que publica cada año el Foro Económico Mundial. Los retos de la empresa española siguen ahí: la necesidad de mejora en productividad y competitividad.

¿Por qué una empresa deja de ser competitiva o baja su productividad?

Generalmente, cuando se detecta una caída en los resultados de una empresa y en la eficiencia, la causa suele hallarse en la subutilización de los recursos. Esto implica, por ejemplo, que las funciones y los turnos de los puestos de trabajo no están bien estructurados; que existen fallos en el sistema de almacenamiento, en el control de stock o en el inventario ─que podrían hacerse mucho más efectivos con software y tecnología. Todo aquello que implica un desperfdicio en cualquier fase del sistema productivo, ya en una organización e carácter industrial o de servicios impactará en la productividad y la competitividad. De hecho, la necesidad de un aumento en la competitividad y la productividad impacta en la economía y en la sociedad españolas. Para conseguirlo, tiene una necesidad de invertir en innovación, a partir de la incorporación de nuevas tecnologías, pero también de nuevos enfoques organizativos, del estudio, evaluación y diagnósticos de nuevos procesos de producción, de bienes y de servicio. También necesitan una implementación de métodos de gestión para sus organizaciones que las coloque en un lugar competitivo respecto al resto de industrias y servicios.

Apertura a una nueva cultura empresarial

No existe una única solución, cada empresa y cada negocio cuenta con sus propias idiosincrasias. Algunas necesitarán un cambio en el modelo productivo, otras se beneficiarán de herramientas de Business Intelligence y muchas precisarán una innovación en los procesos, o de más ajustados y estandarizados controles de calidad. Incluso, algunas empresas precisarán de una optimización de la forma de producción, pues no siempre se puede invertir, pero sí se puede hacer más con menos, si se desechan algunos sistemas tradicionales de producción y se enfoca desde perspectivas más eficientes, flexibles y cuantitativas. Para que las empresas españolas observen una mejora en la productividad y en sus variables competitivas se necesita de una nueva cultura empresarial, abierta a la medición estratégica, a la mejora continua de procesos, a la optimización de los recursos y, sobre todo, que estén preparadas para la transformación continua.