Spread the love

Pues sí, a pesar de lo que se suele pensar, lo de ser Gerente tiene momentos muy malos. Y en septiembre, con la “vuelta al cole “, los gerentes tienen uno de esos momentos.

Mientras los subordinados se van reincorporando poco a poco de nuevo a la rutina, el Gerente aprovecha para mirar más allá y decidir si vamos por buen camino: ¿va a ser un buen año al final?, ¿hemos acertado con las decisiones?, ¿tendríamos que plantearnos otro tipo de producto/servicio?, ¿podemos/debemos invertir en equipos?, ¿nos sobra personal?…

Estas preguntas que uno se debe hacer, de por sí son complicadas, pero este año son especialmente difíciles, porque el mundo está viviendo una etapa particularmente llena de incertidumbres. Solo hay una cosa de la que podemos estar seguros: “pintan bastos”, o lo que es lo mismo, todo se va a complicar.

El caso es que, al desajuste de la cadena de suministro internacional por el COVID, ahora se le añaden los parones y reducciones de producción de algunas empresas por el aumento del precio del gas, lo cual va a hacer que aumenten todavía más las tensiones de suministro. Por otra parte, la inflación galopante hace aumentar el precio del dinero y reducir el crédito disponible. Además, si el BCE deja de comprar deuda de algunos Estados, puede que tengan que reducir los gastos o aumentar los impuestos. Y todo esto afecta al consumo.

Idílico, ¿verdad? Pues ahora, como Gerente, pronostica cómo le va a afectar esta situación a tu empresa y lidera el cambio, ¿el cambio hacia qué?

Parece casi imposible encontrar una respuesta con un alto grado de probabilidad, con lo cual habrá que prepararse para todo.

Para todo porque podemos tener una fuerte reducción de ventas, o no tener bastante capacidad para atenderlas, depende de lo que nuestros competidores vayan a hacer, o de lo que vayan a poder hacer. Porque, habrá empresas que desaparecerán de algunos mercados por diversas circunstancias: ya no es rentable, no tienen financiación, se mueven hacia huecos de mercado que han abandonado otros… Pero si esto no nos favorece, lo normal es que vendamos menos.

Por tanto, el único camino es ser más flexibles, es decir desarrollar las siguientes capacidades:

· Ser capaces de conocer en tiempo real qué productos y mercados están siendo rentables según el precio de mercado.

· Abandonar rápidamente el producto no rentable. Es decir adaptar rápidamente nuestra líneas de producción a la capacidad necesaria, tanto al alza como a la baja, readaptando los medio productivos.

· Trabajar con el mínimo stock: primero para no comprometer financiación necesaria y segundo porque no queremos que un giro del mercado nos coja desprevenidos

· Ser capaz de vender nuestro producto en nuevos mercados y/o fabricar y vender nuevos productos en nuestros actuales mercados

Por supuesto esto no es tan facil de hacer como de decir. Los Gerentes van a necesitar mucha ayuda, tanto de sus directivos como de técnicos externos. Porque en esta situación, estar “solo ante el peligro “no mola”.