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Cuando nos contactaron por teléfono, no teníamos muy claro que querían. Así que fuimos a visitarles y la Gerente nos empezó a explicar. En una de las secciones, había un encargado. En la otra sección, había otro encargado. La gerente quería simplemente poner paz entre ellos, porque la situación se estaba yendo de las manos.
Quien realmente hace funcionar al personal una sección, en una empresa, es el Encargado. Él es quien hace que todo funcione o que sea un caos. Quien conoce a todos los trabajadores con sus virtudes y sus defectos, quien atiende sus problemas, y quien les presiona para hacer lo que se debe en lugar de lo que les apetece.
El Gerente tiene otras preocupaciones y lo único que le interesa, es que salga lo previsto. A partir de ahí, es el Encargado quien mueve a la gente.
Las discrepancias, zancadillas y problemas de todo tipo, venían de la mano de los dos encargados.
Suele ocurrir si no hay un verdadero responsable o Director de Fábrica, como era el caso. Quien asume este puesto, es quien, además de poner en marcha los proyectos de mejora, dirige al Encargado y le marca objetivos, y en aquel caso, no existía.
En el primer contacto, nos dio la impresión de que uno era bastante mejor que el otro, solo por su comportamiento. Para ser imparciales y no dejarnos llevar por primeras impresiones, fuimos imponiendo exigencias y controles a los encargados, dentro de un proyecto de mejora en fábrica.
Al poco tiempo, uno siguió nuestro ritmo y el otro dijo que había encontrado otro trabajo.
A partir de ahí, todo fue una balsa de aceite. Se acabaron los problemas y el rendimiento aumentó.
Es importante, controlar al Encargado, exigir resultados, no creerse nunca lo que diga si no se comprueba y saber más que él, por lo menos en aspectos organizativos. Porque, aunque es un trabajo duro y con multitud de responsabilidades, a veces un encargado que se hace “la víctima” y se presenta como indispensable para el funcionamiento de la fábrica, nos puede hacer creer lo que no es.
A partir de entonces tras valorarlo con Gerencia, esta decidió poner una persona por encima de los encargados, como Jefe de Fábrica. Para controlar la producción, y seguir adelante con los proyectos de mejora que habíamos puesto en marcha. Esta persona tenía la formación adecuada, pero hasta entonces había trabajado en Administración. Y el encargado que se quedó respondió, ayudó, y gracias a todos mejoró la productividad en un porcentaje de dos cifras.